Integrando la acción yang del Dios Sol

Como si fuera un río de creciente fuerza
que va arrasando con lo que a su paso encuentra,
sin temer acciones ni respuestas
pues está en pleno la certeza...

No puedo ni debo explicar racionalmente
lo que siente el alma al encontrarse con su masculino interno,
pues no hay palabras que puedan encontrar sonidos
parecidos a lo que el viento susurra tras el silencio del invierno.

Simplemente está...
lo que quiero,
lo que va,
lo que me mueve el piso,
lo que me da fuerza y voluntad,
lo que añoro,
lo que deseo encontrar,
lo que va conmigo caminando,
lo que me espera en el portal,
lo que soy,
lo que deseo olvidar,
lo que me da la vida,
lo que me la puede quitar,
lo que alimenta mi ego
y lo que estabiliza mi paz,
lo que no quiero que acabe nunca,
lo que no debería ni comenzar,
lo que me anima para comenzar el día,
lo que me acompaña al cerrar,
lo que va y viene cuando se le antoja,
lo que ya no quiere estar,
lo que no consigue dejar atrás mi sombra
y lo que pierdo cada vez que te alejás,
lo que algún día seremos,
lo que nos falta por integrar,
lo que me dijo Ema en sueños,
lo que me evidencia que no existe tal libertad...
simplemente está,
porque por fin comprendo la carta de la muerte,
porque ya no lucho contra la corriente,
porque pude ver que aunque no lo entienda
el universo juega cartas bajo la mesa
y me pone en sincronías que parecen locuras dignas,
pues sólo estando conectada les encuentro sentido tras la obsidiana...
simplemente estás... y está bien!

Decido una fecha, todo en orden, lo siento y lo dejo ser,
decido una compañía, todo normal, aparenta ser correcto,
decido una ruta ... alto... algo se siente impuesto,
no importa qué decida al respecto,
parece que me toca verte en medio del trayecto...
lo más irónico del juego?
que con esta energía solar despertando del invierno
no da miedo,
no hay ambigüedades,
no hay angustias que requieran de consuelo,
sólo hay ganas de comenzar a correr el velo...