lentas y brillantes como brillo de algodón,
se me pegan a los dedos y comprendo...
son pedazos de sueños,
anhelos a medio respirar,
suspiros convertidos en trocitos de hielo
y un poco de aquello que olvidamos al encarnar.
Salgo entonces de mi ensimismamiento,
disfruto del viento en el rostro más allá de los sonidos que pueda traerme,
danzo en el bosque que ha estado ahí siempre,
converso con hadas y duendes...
hoy comenzó un nuevo ciclo maternal,
hoy nos vamos a dormir sabiendo que mañana siempre habrá despertar,
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