Como ráfagas de susurros que me llaman por la ventana,
entre un sueño y una campanada,
el hielo que voy dejando atrás de mi alma,
me persigue a donde quiera que vaya...
Creo firmemente que debo encontrarle sentido,
pues no es posible que siga durmiendo en estado de sitio,
quizás sólo quiera recordarme
la incomodidad de vivir congelando algunas partes,
así que reviso mis deudas,
me entrego al poder curador del agua fría
y percibo cómo mi piel se limpia de resabios atorados en el fondo de esta vida!
Recuerdo que ha sido en los lugares más templados
donde he vivido momentos de emociones intensas
y bueno...
qué mejor momento de encontrarte en mi camino,
que cuando me conecto desde este lugar helado del olvido.
El rojo de mi sangre derretirá el muro de cristal,
mientras voy protegiendo el cuerpo,
porque el corazón ya no temo exponerlo...
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