En un ir y venir de palabras con doble sentido, miradas indirectas y perturbadoras, ansiosos caminares alrededor de la presa y muchos ofrecimientos de compañía, la señorita Histeria va quitándose la ropa y mostrando lo que desea obtener de su corte de seguidores. Es un juego de coqueteo que desata pasiones, donde algunos mueren en el intento y otros, los pocos, logran compartir su cama hasta que el Sol regresa a casa. ¿Si es un manejo maquiavélico del entorno? ¿Si es cruel para quienes se hacen ilusiones más allá del momento de asombro? A la señorita Histeria esto no le preocupa, pues ella simplemente detecta a alguien llamativo, lo invita a su mesa y deja que sean la vida y el universo quienes decidan con qué cartas juega.
Ante algunas censuras y malas experiencias, la señorita Histeria se había resguardado en una cueva de cristal y máscaras tiernas, había ocultado sus garras y moderado su andar felino por la azotea, pero en una Luna Llena de fuego antiguo, sus acompañantes nocturnos, el lobo y el vampiro, la invitaron a salir a dar de nuevo una vuelta, por los cielos, bajo las estrellas. La señorita Histeria se vistió de rojo un poco con temor de llamar la atención y ser juzgada como descarada, se perfumó con su aroma de niña mala, se pintó los labios con demandas específicas de lo que deseaba y al salir de nuevo al mundo, dejando que su diosa la bañara con oro y plata, escuchó el llamado del viento que nunca dejó de gritar su nombre, esperando con paciencia a que recuperara su lugar en el horizonte.
Extendió las alas entonces, vio que podían ser multicolores, dejó que su corazón inmortal la llevara a pasear y sintió de nuevo cómo la sangre se llenaba de adrenalina al volver a cazar.
Sabe que en su cotidiano respirar el Sol la acurruca para reponer fuerzas, reír sin maquillaje, disfrazarse de niña buena y recorrer mundos de alegría y relaciones verdaderas; pero sabe también, que cuando tiene ganas de sangre fresca, de nuevas emociones y de otras experiencias, su Luna le alumbra el camino y puede llevarla a encontrar su destino.
La señorita Histeria recuperó su fuerza, paso a paso y sin dejarse arrastrar por ideas viejas, simplemente escuchando al corazón, tiñéndose de violeta y disfrutando del juego tentador que siempre le llamó la atención. Unió de nuevo su cuerpo, alma, mente y corazón, recordando que no solamente es mariposa hada buena, sino también bruja vampiresa... y respiró profundamente hondo: se avecinan aires de conquista y seducción!
Bienvenida de nuevo al Arte antiguo de la seducción, a las sonrisas pícaras y al la noche con Luna de pasión.
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