miércoles, febrero 11, 2015

Con el corazón en carne viva y el alma despierta


En el devenir de las emociones, cuando la casa está en calma y hay mucho tiempo para escuchar, el gusanito de la añoranza se cuela por los agujeros que han quedado en el corazón. Poco a poco ha ido entrando la conciencia por la puerta de la cocina y las distracciones han cesado el cántico bullicioso que tapaba tus ausencias, por lo que queda mucho espacio con pocas posibilidades de llenarse rápido. Sí, se que soy muy exigente, sé que no es justo medir a los demás participantes con la vara idealizada de tu imagen, pero hay detalles que deben darse sin pedirlo, hay acciones que no puedo reemplazar con mediocridades, hay visiones que deben ser naturales ... y cuando eso no pasa, el vacío se siente más grande y la casa entra en modo nostalgia.

Las ceremonias, las medicinas, las palabras ... sé que poco a poco van sanando las ganas, pero mi impaciencia me traiciona y cuando me entero estoy de nuevo soñando con tu regreso, culpándome por mi inmadurez fantasiosa, deseando regresar el tiempo.

El alma está despierta y escucho a mi corazón desgarrarse como hace tanto tiempo atrás, la piel se estremece al darse cuenta de que debo continuar y pregunto... al viento, al universo, a mi maestra, a mi ángel guardián: ¿alguien puede avisarle a mi versión más joven que se contenga, que detenga su decisión de dejarte, que valore lo que había al encontrarte? Sé que yo sentí la advertencia de mi versión mayor, pero no supe interpretarla y tengo la esperanza de que alguna de mis partes aprenda la lección sin perderte de camino a este crecimiento interior.

Hoy... el alma lloró de nuevo, cuando en voz alta tuve que pronunciar lo que tanto temo. 
Hoy... sé que no puedo continuar esperando tu regreso y quiero avanzar hacia nuevos sueños.
Hoy... con el corazón en carne viva te arranco un poco más, 
respiro despacio para no hiperventilar de pánico,
abro los ojos lentamente sintiendo mis pasos
y confío en seguir caminando.

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