Recuerdo estar sentada en la mesa de una pizzería, conversando con un grupo de amigas, acerca de cómo extrañaba a mi Dragón de Tierra y las cosas que me dolían de sus silencios, de su negativa a visitarrme por puro capricho egoísta, de su indiferencia cuando vivíamos juntos y de sus traiciones tempranas en nuestra relación. Recuerdo el momento en que fue tanto el dolor que mi corazón comenzó a explotar y dije ... "a la mierda, apago el switch emocional".
Se levantaron mis murallas de hielo, mi corazón se apagó como hace tanto tiempo y me convertí de nuevo en la vampireza come hombres, que sólo coge por satisfacción personal y le huye al amor, a las conexiones cotidianas, al brillo en los ojos, a encontrarse desperezándose en la mañana al lado del hombre que ama.
¿Cuando había sido al última vez de este apagón? Ah sí, antes de que mi Dragón tirara abajo las barreras y me convenciera de volver a confiar en el sueño.... pero ahora buscaba otra vez dejar de sentir, salir por las noches a juguetear con la suerte y desaparecer al primer intento de retenerme.
Muchos destrozos emocionales han quedado por el camino cada vez que apago el corazón roto, pero aun así esto era mejor que volver a sentir el vacío del alma anhelado encontrar su mirada de dragón enamorado que ya no veía a la distancia.
Fui, vine, me acosté con quien quise, busqué la forma de no caer de nuevo en sus garras por más que me rogó. Hasta que un Ave Fénix me hizo recordar quién soy, qué me gusta, que quiero hacer el amor. Activó de nuevo el switch emocional y me di cuenta de toda la crisis que había causando en ausencia de mi consciencia.
Ahora estoy lidiando con las consecuencias de mis actos. Estos actos donde mi verdadero yo estaba apagado, mi corazón congelado y no actuaba como la Mariposa que realmente salió de la crisálida, sino como la niña caprichosa que simplemente jugaba con quien ofrecía su cuerpo por un rato.
Me encontré entonces con las personas adecuadas en momentos inadecuados, de nuevo volví a romper las promesas que les había hecho a las almas de un lobo y de un tritón mágicos... no pude evitarlo. La tendencia a atraernos fue más fuerte que los recuerdos y olvidé por completo mi compromiso de acompañar sus crecimientos. Hoy, al estar de nuevo presente en mi vida soy consciente de lo que he hecho, puse límites a la búsqueda que repetí en tantos siglos y espero no volver a caer en la tentación de apagarme el corazón por puro egoísmo...
Me da paz sentarme a decorar una botella de deseos, hago un ritual de apertura de círculo, doy gracias a mi diosa Luna y al Ave Fénix por devolverme al camino y envuelvo al lobo en la luz oro y plata que nos hará continuar adelante. Pido disculpas a los dioses por el desliz del apagado y espero no volver a necesitarlo.
Mabon me recuerda la necesidad de ir guardando las cosechas y preparándome para el invierno que aguarda el cierre de ciclos internos...
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