Fue un 29 de febrero (tan intangible y efímero), fueron dos 9 de setiembre (tan inocentes, infantiles, fantasiosos y fuera de la realidad), fue un 9 de octubre (tan inesperado), fue un 19 de octubre (tan evidente y llorado), son 9 los momentos contados con los dedos de la mano.
Más allá de un nombre, sin importar los rostros, los recuerdos siguen presentes, los sentimientos se entremezclan de dolor y añoranza, las ideas se repiten en la cabeza porque, aunque saben de razones, no comprenden aún el momento exacto en que el hechizo se rompió o los motivos del saboteo... todo huele a mentira y, sin embargo, el corazón desearía poder congelar los primeros segundos de la conexción mágica que nos regaló la Luna Llena de enero de este año 9 (2+0+1+6), que cerró el ciclo de aprendizajes álmicos y nos recordó la conexión de las miradas brillantes.
Esta vez te percibí en tu máximo esplendor maguito, y me gustó saber que podemos encontarnos intencionadamente cuando ambos estamos dispuestos para amarnos... te propongo que movás tu Sagitario hacia las lindes virgonianas de nuevo, sólo que esta vez prometo recordar la puesta de límites que necesitás.
Tus manos en mi piel,
tu voz en mis labios,
tu mirada penetrando mi coraza de ecepticismo,
una promesa de amor eterno
que nos ha llevado a encontarnos en tantas vidas
que ya perdí la cuenta de los enamoramientos...
pero aquí seguimos...
vos, yo, un brillo en los ojos,
un sabernos conectados,
te espero en el 2017 de nuevo sanos.
