Después de varios meses de altibajos emocionales, cuestionamientos filosóficos, decisiones impulsivas y lágrimas de impotencia, hoy me siento de nuevo a leer viejos escritos y de pronto lo comprendo... intenté convertir en permanente algo de crecimiento transiorio, un lugar de práctica de habilidades cotidianas, un impass que debió durar lo que tarda un suspiro en darnos de nuevo aliento para continuar.
No puedo ni debo seguir tratando de echar raíces donde no las hay. No quiero perder de vista lo importante del camino y olvidarme de por qué vine al Sur a sanar. No me veo dejando de lado mi mundo mágico, terminando situaciones que aún no han comenzado y tampoco deseo que el viento siga de largo...
Sí, necesitaba estos últimos meses para completar la maduración del alma. Integrar lo que Moira eligió para esta vida como su varita mágica. Hacía faltan algunas dudas, incertidumbres, cambios de opinión y penduleos entre la mente y el corazón, para retomar el camino que comenzamos hace algunos siglos.
Despejada ya de los recuerdos de Ana, sin las ataduras culpógenas con mi guardián ancestral, dejando atrás lo que alguna vez sentí como responsabilidad, puedo sentir de nuevo la seguridad de MI LUGAR, la atracción con mis ancestras, la libertad de volar ... pues verán ... no me había dado cuenta de que ya salí de la crisálida, ya puedo extender mis alas y alcenzar las alturas que me dejan ver con claridad y quiero disfrutar de lo logrado cerca del sauce, de la señora del lago, de los cerezos en flor, de la nieve manchada de sal, del frío que congeló mis huesos, del viento con olor a miel y chocolate... quiero disfrutar de ser YO!
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