viernes, abril 24, 2015

Disfrute a largo y corto plazo

Complicadas indicaciones... que siga a Neptuno, pero cuidando mis energías para compartirlas con quien realmente se enganche en el romance. Que haga lo que quiera mi corazón, pero que no me deje llevar por la calentura de una noche. Que deje fluir las cosas, pero sabiendo que terminará en alejamientos para por fin lograr crecer más allá de las tragedias y los reproches...

Vamos poniendo esto en orden. Mi niña interna quiere jugar, a lo histericón, a lo libre, a lo simplemente disfrutar-nos sin reproches ni apegos. Mi corazón quiere romance, noviazgo, salir tomándole la mano a ese alguien que me suba al cielo con la misma facilidad que un sueño. Mi ser consciente sabe que esta vida es sólo un juego; ya recordó que vinimos a fantasear con ser humanos y que no importa realmente lo que hagamos, pero no quiere más dramas, no quiere más lágrimas.

Mis estrellas dicen que elija lo que va para largo, lo que dure más allá de una noche de cama, lo que va a convertirse en compañero de alma, pero vienen los unicornios enojados, a calmarse sólo con el Cherry Plum del patio y se convierten en caballos que tiran del trineo y me llevan de vuelta a casa (sueño de una noche de verano en medio de la locura personal que se desató al caminar junto al precipicio de la añoranza y la ilusión de nuevas aventuras mágicas).

Entonces pregunto... qué serás? caballo, unicornio, noche pasajera, amigo con derecho o de nuevo compañero de juego álmico en el proceso? Yo sólo quiero jugar!! -- grita mi niña despertando de la siesta intelectual que me había robado la calma. Te apuntás?? -- te pregunta mi parte descarada.


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Cuando soñamos las cosas parecen más reales...

el sueño nos conecta con nuestro mundo interno