viernes, mayo 22, 2015

La decisión tomada: Vuelta a la crisálida

A veces salimos muy rápido de la crisálida, extendemos la alas con impaciencia y al toparnos de frente con las tormentas, caemos en picada sin darnos cuenta. Se nos desequilibran los sueños, el cuerpo, el corazón y los compromisos asumidos por nuestro ser superior. Entonces es momento de volver a encapsularnos, regresar al resguardo de nuestro lugar seguro, no para rehacernos como antes, sino simplemente para descansar las ganas, alejarnos de ruido externo y vibrar de nuevo en el camino sagrado de lo sublime y completo.

Esta es la decisión que tanto tiempo atrás el Escudero wiccano me anunció con compasión en los ojos, es la experiencia a la que le he huido eternamente, es el estar sin compañero de camino por un tiempo, sin esperar que aparezca mi Mago Oscuro a la vuelta de la esquina, sin dar respuesta a las tentaciones masculinas. Me despedí entonces de todos y cada uno a su manera. Algunos dijeron palabras de esperanza, de otros sólo alcancé a escuchar los últimos ruegos, de mi triada kármica sólo silencio... se los agradezco, pues son los que más me cuesta dejar afuera en este momento.

Así que por unas semanas vamos a enfrentar la sombra, el vacío, la añoranza, la soledad del corazón sin esperanza de rescate, el berrinche de mi niña interna que no quiere compartir sus juguetes viejos y no ha terminado de entender que si no los suelta no tendrá espacio para lo nuevo. Vamos a meternos en la crisálida transmutadora y a confiar en que mis guías encarnados y sutiles acompañen este proceso alquímico mientras yo me purifico el cuerpo.

Hola, soy Marina Moira y soy adicta al drama, al abandono, a la nostalgia, a las parejas sin futuro, al potencial que nunca llega a alcanzarse, al ideal soñado en las novelas, a la desesperanza, a tener el corazón roto y un  pie en la puerta lista para salir huyendo si percibo en el ofrecimiento algo de realidad estable y serena. Soy adicta a la endorfina que me genera la tristeza y a los detonadores que me queman la cabeza. Soy adicta a VOS, que no existís más allá de las promesas. También a VOS, que sólo en mi mente lográs decir las palabras correctas. Ah, y a VOS, que nunca vas a estar enamorado con la suficiente fuerza.

Esto se acaba hoy! Pongo las barreras necesarias para salir de la adicción. Me preparo para atravesar las etapas de abstinencia y desintoxicación. Me voy de nuevo por un tiempo, pero ahora con mayor conciencia, sabiendo que a mi regreso, solamente la diosa, la mujer sagrada que llevo dentro, será quien hable, quien camine, quien se enamore, quien decida, quien viva. Seré una sobreviviente, con la fuerza suficiente para poner límites a la utilización y abrir realmente el corazón.


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el sueño nos conecta con nuestro mundo interno