miércoles, febrero 18, 2015

La noche en que comenzó la locura

Recuerdo estar sentada en el piso del baño de visitas, llorando a mares después de un temascal, porque pude ver la necesidad que tenía mi alma de dejarte y lo que se avecinaba al hacerlo. Salí del baño, subí las escaleras y caminé despacio por el pasillo hacia la habitación, donde estabas aguardando una respuesta de mi parte. Ese día cometí el mayor error de esta vida. Ese día perdí a mi amigo, a mi dragón protector del alma, a mi compañero de cama, a mi capricornio estabilizador de mis alas...

Hoy, cuando de pronto he recorrido muchos cielos, cuando he compartido con seres mágicos y muggleanos, cuando por mi labios han pasado otros besos y mi piel ha tenido otros anhelos, aparece la tentación de nuevo, aquella que me ayudaste a mantener a raya, la que puede destruirme el alma ... y no estás!! No puedo ni siquiera compartir con vos mis temores, no puedo pedirte de nuevo que veamos la luna para arrancar de cero los errores, no puedo soñar tranquila, porque mi inconsciente recurre a buscarte y lo que encuentra son imágenes tergiversadas de una realidad inexistente y al despertar el dolor es más fuerte.

Con la piedra en la panza, el hueco en el corazón y la mente con nostalgia, le pido a mis manos que no pierdan la esperanza de salir de este atolladero emocional, que mantengan la calma y sigan soñando con nuevos amaneceres limpios de recuerdos, que sepan poner límites sin tener que recurrir a tu presencia para sentirse valientes.

Sé que no puedo devolver el tiempo a ese momento, al piso de ese baño donde me morí llorando, pero de vez cuando cierro los ojos y te recuerdo, deseado que al abrirlos estemos durmiendo abrazados y mi respuesta haya sido sólo un mal sueño, una pesadilla de la que despierto respirando tu aroma a mi lado, simplemente sintiendo.

En conclusión, ahora que ya aprendí a volar y salí del nido, debo confiar en que puedo defender mi energía sin tu presencia, despedí a mi guardia de honor y necesito sentirme fuerte para enfrentar por mi misma lo que venga ... ¿maduré? no lo sé, pero sí puedo decirte que en mi corazón tu recuerdo me da fuerzas para seguir avanzando.

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el sueño nos conecta con nuestro mundo interno