
El arcoíris de melcocha dulce que se extendió en la tarde por el lado derecho del cuerpo, el mundo visto boca abajo cuando tengo los pies al cielo y la sensación de flotar que me mueve desde adentro... todo simplemente pone en perspectiva cómo vendrán los nuevos tiempos, me da la libertad del viento, la fuerza de mi aliento para crear lo que quiero y la paciencia que mi corazón necesita para volver a empezar de cero.
El mundo de cabeza toma forma flexible, me puedo ver besándote en los labios de vez en cuando sólo por juego, dejando que tu mano acompañe mi caminar infantil por un tiempo y sintiendo que nada pasa por casualidad, solamente debo dejarlo fluir sin miedos. Cuando regreso al apoyo de mis raíces sobre el suelo, mis sueños siguen flexibles, mi cuerpo se acostumbra a dejarse llevar por los sentimientos y camino hacia un futuro emocionando de conocimiento.
Sé lo que quiero, lo que no quiero y las estrellas ya me dijeron que superé el drama que me condenada al sufrimiento, pero sé también que podemos acercarnos sin hacernos daño de nuevo. Sé que te quiero en mi vida como amigo, como compañero mágico de juegos, sé que este es el momento para que agarrés numerito en la fila de resoluciones ancestrales y sé que voy caminando, con el dios Neptuno por delante, marcando el ritmo del avance.
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