miércoles, junio 06, 2012

Desde mi ventana sureña

Las ventanas siempre me han significado una puerta a lugares mágicos. Puedo ver a través de los cristales, nuevos paisajes, luces diferentes, personas desde una distancia indiferente. Cada quien sigue su camino y yo observo como un búho los destinos. Puedo salir por la ventana y compartir el oxígeno; o puedo estar cómodamente sentada en una cama, en un sillón caliente o en la orilla de tus ganas.

Hoy, despierto frente a una ventana marítima, sureña, helada, ventosa, iluminada, que me recuerda cómo el frío no sólo no mata, sino que puede limpiarnos el alma. Escucho a lo lejos las aves sobrevolando el océano, la marea que va y viene en un constante ciclo de renacimiento. Observo a los pescadores salir cotidianamente, simplemente viviendo el presente; el cielo azul despejado que me refleja que siempre hay un amanecer donde las tormentas causaron desastres no deseados. Huelo... la sal en el viento!, el hielo en la humedad del corazón despierto y un aroma a leña quemada que me lleva a pensar en aquellos tiempos, pero ahora con fuerza mágica y no con recelo.

Desde mi ventana entra la magia sagrada y la naturaleza me recuerda lo fuerte que amaneció hoy Gaia!


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