martes, junio 19, 2012

Heridas de esclavitud... ¡sanando!

Recuerdos de deudas y promesas,
añoranzas de protección a través de ser LA primera,
comprendo por qué resultaba tan inquietante perder un lugar en tu camino,
cuando me doy cuenta de que todo se trataba de una apuesta.

Apuesta por la vida,
apuesta por comida,
apuesta por no dejar de ser vista,
apuesta por seguridad,
apuesta por paz mental,
apuesta por servir en lugar de amar.

Amar se convierte entonces en una danza polite,
donde entre servir un mate, cambiarme de silla y dirigir una sonrisa
mi cuerpo se da cuenta de que sigo siendo una posera.

Poses para comprar tu cariño,
poses para no perder un destino,
poses aprendidas de generación en generación,
poses complacientes y egoístas.

Sí, aprendí a ser egoísta,
competitiva,
histérica,
masoquista,
adicta a tu mirada,
necesitada de tu respuesta inmediata...
todo con tal de no perder mi lugar seguro en medio de la nada.

¿Compredés que esa nada era mi mundo completo?
¿Sabés que cuando me alejaba sentía que perdía algo concreto?
¿Podés imaginar cómo se vive siendo esclava emocional por antiguos derechos?
Sé desde qué chakras debo cortar las cadenas del apego,
sé también que ya no me muero por hacerlo,
pues aunque antes lo integraba en mente, corazón y cuerpo,
no fue hasta que escuché de sus labios esta explicación descabelladamente coherente,
que mi energía hizo el click con los recuerdos de terceros.

¡Voy avanzando en serio!
¡Voy comprendiendo!
¡Voy sanando los aprendizajes de esclavitud que me amordazaban la boca, me congelaban los brazos y me aterrorizaban las caderas y el pecho!

¡Se acabó la esclavitud!
¡Se terminó la obligación de complacer y proteger!
¡Ya no hay más temores al poner límites cuando no quiero hacer esto!
¡Ahora puedo moverme sin culpas, flexible y sin restricción de emociones y miradas de tormentos!

2 comentarios:

Cuando soñamos las cosas parecen más reales...

el sueño nos conecta con nuestro mundo interno