sábado, octubre 20, 2012

Una tarde entre pizzas

Es un sábado más en Bariloche, uno de esos días en que mi grupo mágico se reúne a disfrutar de la primavera bajo el sauce. En medio del vaivén cotidiano, de la elaboración de autocuidados y de conversaciones risueñas sobre lo que hicimos la noche anterior, una imagen viene a mi mente sin poder controlarlo. Lo pensé mil veces... ¿contestaba o no un saludo matutino perdido en los días de olvido? ¿Daba pie de nuevo a que mi energía deseara revolverse con algún encuentro pasajero de esos que disfruté en invierno? Mi histerismo pudo más que mi cordura y reactivé la locura contra toda recomendación externa.

Bueno, simplemente ahí está abierta la puerta, sin esperas de respuesta, sin ansiedades histéricas, sin creer siquiera que pueda realmente volver a tenerte cerca, aunque mi cuerpo de vez en cuando lo desea, cuando entre una caricia, un beso, un roce de piel o una palabra a medias, alguna imagen se cruza por mis recuerdos y simplemente te pienso...

Me retiro entonces un momento a mi casa, busco la soledad que me permita disfrutar, traigo a mi memoria algún recuerdo prestado por momentos y sin que sepás cómo sos utilizado, me distraigo de mis tareas mágicas antes de que alguien venga a buscarme para continuar compartiendo la realidad cotidiana. Me gusta mi libertad tanto como los juegos, supongo que por eso respeto los silencios y me muevo a mi ritmo sin esperar nada ajeno... pero reconozco que también me gustó saber que quizás algún día pudiéramos encontrarnos y divertirnos de nuevo, ¡pues algo me dice que te puede gustar mi forma de hacerlo!

Cierro la pausa con una sonrisa, sabiendo que nadie se lo imagina y aunque mis acompañantes me miran con curiosidad por un algo que identifican en mi ausencia, no pueden asegurar a qué se debe que haya ido por ingredientes y regrese con las manos vacías... ¡fue sólo un momento conmigo misma!

1 comentario:

  1. Versera tramposa!!!!!!!!!!!! jajajajajaja
    Nena hoy no te escapás con excusas tontas!!! jajajaja ;*

    ResponderEliminar

Cuando soñamos las cosas parecen más reales...

el sueño nos conecta con nuestro mundo interno