domingo, julio 01, 2012

Lidiando con las costumbres desubicadas


Su cerebro conoce mil razones para no alentar las respuestas corporales que automáticamente se activan cuando aparecen ante sus ojos aquellos brazos, aquel cuello, aquel rostro.


Su corazón conscientiza que no tiene un sólo disparador para aquel deseo de acariciar sin control, que la divide en dos.
Lo vive en sus manos como una lucha constante por mantener la calma que ha practicado, pero muere un poco en el intento de abstenerse de la imaginación sensorial que sus labios desatan con cada respiro a su lado.
Sabe perfectamente que no es más que la costumbre, que desubicada en esto de sentir sin máscaras, se pierde del norte sanador que la rescata, pues al fin y al cabo, son siglos de demandas, enormes montañas de sentimientos y acciones que no pueden borrarse de la noche a la mañana.
Respira.... mueve el cuerpo... sacude la cabeza... llega a su casa... mañana volverá a despertar sintiendo que sólo ha sido un sueño en el que perdía la batalla...


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Cuando soñamos las cosas parecen más reales...

el sueño nos conecta con nuestro mundo interno