viernes, noviembre 09, 2012

Complacencias inmediatas

Ayer fue un día de pedir y recibir... como este es mi espacio, simplemente vuelco acá lo que mi ser hoy no puede callar... gústele a quien le guste y esperado que no haya ofendidos de por medio, pero hoy mi corazón se siente indignado, mi alma impotente ante tanto descaro, mi cuerpo invadido por sentimientos que no quiero y mi mente integrando lo pasado.

Por la mañana salimos tres amigos con la intencion de despejar espacios. Queríamos respirar aires diferentes, ver paises lejanos, caminar por otras calles sin recuerdos, no encontrar los mismos rostros de siempre. Nos fuimos al Bolsón. Una comunidad colmada de belleza natural, libertad de acción, diversidad de pensamiento, fácil acceso a artesanías y otras mercancías. Recorrimos lagos, senderos, parques, ferias, bosques y lugares escondidos de la mirada de extraños. Tuvimos una idea... ¡montemos a caballo!

¿Cuántos años hacía que no sentía el trote de un caballo? ¿Hacía cuánto tiempo que no percibía la sincronía entre corazones y respiraciones que galopan en libertad? Recordé viejas experiencias de infancia y comprendí ya como adulta por qué había dejado que seres extraños me privaran de la felicidad que me producían los caballos. Sentí nostalgia por mi yegua "Chiquita", la que siendo niña me acompañaba cada fin de semana, recorriendo campos abiertos y encontrando nuevos espacios llenos de misterios. Escuché de nuevo las risas de los amigos y primos que cabalgaban conmigo, me recorrió la adrenalina ya conocida que me genera la sensación de libertad y una lágrima asomó a mi ojos cuando llegué al recuerdo del último grito de exigencia que anuló el disfrute de simplemente montarme y andar.

Entendí entonces que era ya momento de volver a conectar con mi fuerza interna, esta que se genera a raíz de mi signo oriental, soy un Caballo de Tierra, que a veces se desboca y sale corriendo sin rumbo, que en algunas situaciones pierde un poco el sentido de que haya un camino ya trazado si quiere andar libremente por dónde más le tiente, que está un poco harta de que la controlen y que desea disfrutar de una buena carrera a su ritmo hasta donde alcance a llegar. ¡Me monté en Lechuza! ¿Así o mayor la sincronía? Yo, un caballo de tierra, montando en mi nahual occidental, el Tecolote (lechuza). ¡Fuimos una! Volví a sentir el latido de un corazón unificado, la compañía de una piel caliente que puede dar por uno la vida, el relinchar que cuando sabemos escucharlo nos cuenta sobre sus gustos, su deseo, su libertad. Volví a reconocer miradas de cuestionamiento animal, fuerza necesaria de cotrolar. Anduvimos juntas por una hora, pero fue suficiente para que me calmara la ansiedad interna y reconectara con mi propia naturaleza.

Como el universo es mágico, perfecto y complaciente, un rato después comprendí que este reencuentro con mis amigos equinos no se trató sólo de recordar mi fuerza natural, sino también de integral el control que debe tenerse a la hora de montar... la tranquilidad real y no fingida que es necesaria para poder avanzar en el camino sin perder la dirección de hacia dónde nos dirigimos. ¡Esta fue la primera complacencia del día!

Segunda complacencia traida a la mesa por orden mía. Quería saber si respondía o no algunos mensajes desubicados en tiempo y espacio que estaban llegando. Quería saber si era armonioso mantener si quiera un intercambio de saludos, con conciencia de lo que se desea, más allá de cualquier uso de herramientas que hubieran pronosticado encuentros en primavera. Pide y se os dará, dice un viejo libro tergiversado. La vida es una red conectada por un cordón rojo sincrónico, donde el vuelo de una mariposa en algún lugar del planeta, puede generar un huracán al otro lado de la Tierra. Mi ciudad además es pequeña y los gremios de trabajo simplemente reciclan personal, nunca se reinventan.

Por esas cosas de la vida, una amiga que conoce a una amiga, que es vecina de la prima del cuñado de fulanito de tal, decide tomar venganza de su ex pareja y canalizar su enojo hacia todo el sexo masculino. Es SU tema y sobre eso no opino. Pero resultó que entre los seleccionados por las herramientas tecnológicas que usó como aliadas, dos nombres conocidos salieron a la luz y colaboraron en incrementar su actual desconfianza. ¿Ganancia para mi dentro de esta complacencia que hizo ayer el universo? Aclaré un poco más las bases de mi decisión ya tomada. No vale la pena continuar sin escuchar a mi voz interior, que desde el inicio me gritaba para que le pusiera atención.



Cuando ayer, por estas cosas de la vida y las sincronías, me enteré de los nombres asomados en la rifa de enganchados por esta conocida, controlé las emociones que por naturaleza impulsiva se me desataron, así como controlé más temprano el carácter ansioso de mi compañera de cabalgata, respiré tranquilamente esperando a que mi ritmo de corazón regresara a su equilibrio y expresé a lo humano lo que un buen relincho hubiera logrado. Vi también patrones de comportamiento que no me resultan ajenos e integré qué debía aprender yo de esto, con la fuerza activa de un Caballo de Tierra que va avanzando por la vida guiado por su alma Lechuza y su inteligente sabiduría... concluí además, que yo había pedido claridad y el universo no podía ser más textual. ¡Esta era mi segunda complacencia universal!

Hoy por la mañana, cuando en un momento de nostalgia, quizá por haber andado ayer a caballo y conectar con recuerdos de mi infancia, dudé de si permanecer realmente en Barilo o regresar por más tiempo a Costa Rica, abro mi facebook y me encuentro con una realidad de frente que no me esperaba. La represión política vivida ayer en mi país, a punta de golpes, gases lacrimógenos, gritos, balas de goma y arrestos ilícitos. ¡Es una Costa Rica en la que no quiero vivir! Un lugar que se jacta de no tener fuerza militar pero que entrena a sus equipos policiales en lugares donde la violencia hacia la población civil es justificada. Es un país viviendo un momento de agresión que me hierve la sangre y me insta a responder con violencia ante situaciones que me desequilibran de manera interna. Sé que de haber estado ayer en mi tierra, sería una de tantas violentadas e incluso arrestadas, por expresar mis opiniones con fuerza. Sé que esto traería enfrentamientos familiares por pensar diferente a la mayoría de quienes me rodean. Sé, que por una razón, no estuve allí, como tantas otras veces, y no me enteré de todo esto hasta haber tenido mi experiencia rupestre.



¡Fue mi tercera complacencia, porque entendí además cuánto me afecta! ¡Por qué me fue tan vergonzoso y difícil lidiar con mis principios y valores morales anteriormente... y por qué mi círculo reaccionó a como lo hizo sin pensarlo dos veces! Hoy, más allá de una crítica o cuestionamiento, tengo simplemente el sentimiento de haber resuelto algo personal:  pasar del rechazo visceral al uniforme militar, a una completa claridad de ver al ser humano que está detrás.

Agradezco entonces al universo por estas complacencias, pues en dos días fui y vine del cielo al infierno y me devolví a casa sin tanto equipaje en la espalda. Hoy, puedo ver otros ojos sin dudar de mis decisiones y responder a cualquier cuestionamiento o solicitud sin enredar lo que deseo con lo que siente mi cuerpo. Hoy, me siento fuerte para avanzar con libertad pero tambien en pleno control de mi respuesta visceral. Hoy soy más Yo y menos aquella que se hacía pasar por una niña con murallas de cristal, pero que te podía arrancar la cabeza si se desbocaba su caballo emocional.

2 comentarios:

Cuando soñamos las cosas parecen más reales...

el sueño nos conecta con nuestro mundo interno