Camino por la costanera un día de primavera, pensando en cómo hacer para integrar el reflejo que uno de mis guardianes acaba de hacerme... "sos mejor que eso" -- me dice con una sonrisa en los labios, sabiendo que mi orgullo vuela cada vez más alto, pero que tengo mis pies puestos en tierra, a la espera de encontrar respuestas.
Me acerco al lugar de aprendizaje, abireta a escuchar señales. La bruja maestra pregunta nuestro deseo por temas y caemos en discutr sobre sincronías, elecciones concientes y lugares de visualización del presente. Retomo la frase... "sos mejor que eso" - y por fin la entiendo. No es desde el ego, no es desde la ilusión de superioridad, no va por creerme la víctima de una acción correspondida con mi frecuencia de vibración actual. Se refiere a no dejarme arrastrar por el camino del desborde emocional, a decidir concientemente qué deseo para mi vida sin importarme el qué dirán, a soltar la creencia de que algo no es justo, a ver-me con los ojos del observador certero, que sabe un secreto.
Encuentro entonces de nuevo un reflejo brillante, esta vez compartido por mi lobo favorito acompañante...
"Oh
Diosa, Madre Eterna, que hacés nacer a los caídos, enséñame a entender
que en los tiempos de mayor oscuridad está la mayor luz" -- Fernando, lobo y mago hermano.
Retomo entonces el sendero, no sé aún qué quiero, pero sé que lo que sea debe ser desde un lugar muy sincero; sin mentiras, manipulaciones o dobles juegos. Sé que quiero honestidad en todo momento. Si es sólo un encuentro de cuerpos, no lo tengo claro. Si busco un acercamiento de sentimientos, tampoco podría afirmarlo sin recelo... sólo sé que hoy por hoy me escucho sin el muro de hielo que me congelaba la libertd de decir lo que anhelo.
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