viernes, noviembre 23, 2012

Sexualidad, Amor, Espiritualidad... una lectura académica y personal

Acostada en el césped en el jardín de mi casa mágica, frente al cerro Otto, ésta que encontramos en perfecta armonía con nuestras necesidades y búsquedas espirituales, ésta que está colmada de hadas, cuencos, energía femenina y amistades. Es aquí donde un día de primavera, leyendo tardíamente lo que esperaba guardado en un cajón de responsabilidades rechazadas, me reencuentro con mi Alma, con mi Esencia Mágica, con el  propósito de este viaje sureño, con Moira, con mi mariposa, con mi sirena ondulada, con el ser que sabe perfectamente por qué está tomando decisiones, por qué se contiene de enviar un mensaje, por qué espera la madurez de su contraparte, por qué desea la libertad de volar más allá de una noche pasajera, pero sin perder de vista la energía que se conecta.

Cada palabra va calando en mis células, despertando memorias sabias y viejas. Cada frase me eriza la piel al hacerme entrar en conciencia... y simplemente voy reacomodando ideas.

Un punto de luz se genera desde el centro de mi pecho, que me recuerda la verdad detrás de las intenciones, la paz que conllevan los deseos encontrados y la claridad que me da el saberme caminando...




Texto tomado de las palabras sabias que me han mantenido con pies en la tierra en los últimos días:
 "Sin embargo, sería muy complicado construir una relación de pareja entre dos personas que funcionan de maneras radicalmente opuestas, con visiones de mundo y objetivos irreconciliables. Por ejemplo, supongamos que en una pareja uno de los miembros siente el impulso de desarrollarse espiritualmente, mientras que al otro no sólo no le interesa lo espiritual sino que además no respeta la espiritualidad de su pareja; evidentemente una relación que tenga esas condiciones difícilmente permitirá el pleno desarrollo de sus miembros. Es poco probable que llegue a ser una relación equilibrada y armoniosa porque uno de los miembros hala hacia una dirección y el otro hacia la otra opuesta (Aun Weor, 1950/1996).
 Para que una pareja se convierta en un terreno fértil, donde sus miembros puedan desarrollar sus inquietudes espirituales, se requiere que estos sean afines en los diferentes niveles de manifestación humanos: sentimientos, pensamientos y acciones. No estamos hablando de que sean idénticos sino de que sus formas de pensar, sentir y actuar puedan llegar a complementarse armónicamente. Así, en lugar de entrar en una disputa constante para obligar al otro a que se acomode a mi visión de mundo, intereses y objetivos, ambos coincidirían en su forma de ver la vida, pudiendo apoyarse mutuamente para desarrollarse tanto en las exigencias de su cotidianidad como en su espiritualidad. Ambos estarían caminando juntos, construyendo juntos una relación de pareja que permite el mutuo desarrollo (Naldaiz, 2011a).


Esto es aplicable no sólo para aquellas parejas cuyos miembros tienen inquietudes espirituales sino para cualquier relación de pareja, al no existir afinidad entre sus miembros la  vida en pareja resulta difícil de sobrellevar. “Para que haya Amor se necesita que exista una verdadera comunión de almas en las tres esferas del Pensamiento, Sentimiento y Voluntad” (Aun Weor, 1950/1996, p. 20).

Que los miembros de la pareja compartan inquietudes espirituales –que ambos dediquen su vida a la toma de Conciencia, a la muerte mística de sus defectos psicológicos  y a la unión con sui Ser Interior Profundo-, se convierte en un impulso para el proceso de cada uno de ellos (Aun Weor, 1954). Si bien es cierto que sus procesos son individuales, eso no impide que puedan apoyarse en su búsqueda espiritual; al contrario, el proceso de uno puede ser muy enriquecedor para el otro, pueden compartir sus inquietudes, dudas, comprensiones, etc. (Naldaiz, 2011c). Las crisis emocionales de uno pueden posibilitar la toma de conciencia del otro, ayudarle a desarrollar el respeto, la tolerancia, la solidaridad, etc. Además, tener afinidad a nivel espiritual es fundamental para poder vivir una sexualidad orientada a la integración con el Ser, de la cual hablaremos más adelante (Aun Weor, s.f.)."

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